viernes, 1 de marzo de 2013

Una razón para seguir

A veces nos pasan cosas duras pero conseguimos aguantar el tipo, tener la cabeza en su sitio, llevarlo lo mejor posible y, poco a poco, superarlo.

El caso es que, otras veces, lo peor llega después, cuando ya has gastado toda la energía que tenías, todas tus ganas de sonreír, de hacer cosas, de salir, de divertirte, de no pasarlo mal.

Sucede que, ya sin razón alguna, te encuentras abatido, sin ganas de nada. Y es que ha costado tanto trabajo echar el resto para superar una mala racha que, cuando sales de ella, realmente has agotado toda la vida que tenías, te quedas vacío.

Eso es porque ahora llega lo más difícil, haría falta una buena dosis de energía pero, ¡joder, se me secó la planta que la producía! y encontrar otra...es duro.

Haría falta encontrar una razón para seguir, pero, ¿sabes? Estamos jugando al escondite y me gana de paliza.