Es extraño, pero te conocí por simple atracción y no me interesaste para nada más.
No me haces sentir nada nuevo ni tampoco especial, no haces que te tengas ganas ni que el tiempo se pare, que quiera estar contigo a todas horas, que no pare de pensar en ti, que cada cosa de la calle me recuerde a ti, que me muera por verte, que me tiemble la voz, que haga tonterías, que tenga ideas absurdas...
No, no haces nada de eso; sólo me crispas, me sacas de quicio, me cabreas, me haces perder los nervios, me sacas de mis casillas, sacas lo peor de mi, me caes horrible muchos días, haces que me enfade cada dos por tres, que me arrepienta de seguir hablándote...
Haces todo eso y, sin embargo, sigo dándote una oportunidad. Quizás no hagas todo lo que se supone que deberías pero si, pese a todo, consigues que siga hablándote, sin duda eres diferente. Has de tener algo que la mayoría no tienen y que, sea lo que sea, de momento estoy dispuesta a averiguar...pero no te emociones, que toda paciencia tiene un límite.
Puede que aun sigas ahí porque debes de ser otro error del que aprender en un futuro...no se... pero una cosa sí que tengo clara, el tiempo siempre lo acaba averiguando todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario